La educación preescolar

Un importante conjunto de investigaciones sugiere que, antes de que un niño empiece la escuela primaria, la base del aprendizaje se sienta en su mayor parte a lo largo de los primeros años de vida.

El bajo rendimiento académico temprano y las altas tasas de abandono escolar perpetúan un ciclo que perjudica a las comunidades vulnerables y dificulta que los niños alcancen a sus compañeros de clase.

Según las investigaciones, la educación temprana y las oportunidades de aprendizaje son cruciales para el crecimiento y el bienestar de los niños. Cualquier oportunidad para que un bebé o un niño pequeño se relacione con una persona, un lugar o un objeto de su entorno se denomina oportunidad de aprendizaje temprano. Cada encuentro, ya sea favorable o negativo, o la ausencia del mismo, moldea el desarrollo cerebral del niño y sienta las bases de su aprendizaje futuro.

Las pruebas también subrayan el valor del juego en estas relaciones y oportunidades de aprendizaje temprano. Uno de los métodos más cruciales para que los niños pequeños aprendan conceptos y habilidades vitales es el juego. Por ello, la base del éxito de los programas preescolares son las oportunidades lúdicas y los entornos que fomentan el juego, la exploración y el aprendizaje práctico.

Una prioridad mundial es la educación preescolar universal, ya que:

  • Crea bases sólidas de aprendizaje.
  • Hace que los sistemas educativos sean más eficaces y eficientes.
  • Es una táctica útil para fomentar la expansión económica.

La segunda meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 hace hincapié en el valor del aprendizaje temprano al proponerse garantizar que para 2030 "todos los niños y niñas puedan tengan acceso a servicios de desarrollo y cuidado de la primera infancia y a una educación preescolar de excelente calidad, de modo que salgan preparados para la escuela primaria".

En 2030, solamente el 25% de los niños de 0 a 2 años serían atendidos por programas de desarrollo de la primera infancia al ritmo actual. Además, los datos disponibles indican que la pandemia ha tenido un impacto especialmente negativo en la participación en programas de educación temprana. 

Observamos una notable ralentización en la expansión de la educación preescolar entre 2015 y 2020. El 5% de las personas aún no tiene acceso a ninguna etapa de esta oferta educativa, según el indicador 4.2.2 de los ODS, que mide la participación en programas educativos antes de que ingresen a la primaria. En las zonas rurales y entre los niños de los hogares más pobres, esta cifra se duplica.